viernes, 1 de noviembre de 2013

Carmela





Todo paso tan rápido que no me diste tiempo a preguntar que día era. Si hubiera sabido que ese día te iba a conocer; me hubiera peinado, puesto una bombacha más digna y abotonado mis miedos. Pero no, te presentaste sin aviso y por adelantado, antes de verte por primera vez el corazón me latía tan fuerte que la garganta estaba a punto de infartarse y no por nervios, estaba perdiendo una profunda cantidad de sangre y si era necesario perder la vida para que nacieras, la hubiera entregado mansa y sin dudarlo, porque mirarte tan chiquita y tan mía me hizo estallar en llanto, no recuerdo haber llorado tanto y sin pudor, no conocía un sentimiento tan puro, tan grande e infinito, todo aquello se resumía en vos.
Cuando por fin te pude acariciar lo hice suavemente, mientras suspiraba mi existencia, bese tus parpados hinchado, recorrí cada milímetro de tus dedos, me busque en tus rasgos y encontré a tu papá y me atravesó el amor, porque sos eso la comunión de un gran amor, y serás mi motivo lo que me reste de.
Hoy tengo el corazón blando, la mente fatigada de intrigas, las manos felizmente ocupadas. Hoy mi cama se va a dormir impar de tanta dicha.

Mamá

sábado, 17 de agosto de 2013

Mirando el reloj





El tiempo no me asienta, no responde al contrario segundo a segundo, cana tras cana me arrolla de interrogaciones, mis miedos se reformulan pero no se van, maduro y pierdo, me encuentro y vuelvo a cambiar, como si toda mi efímera existencia fuera un ciclo activo que solo se va a detener con mi muerte.
Después de muerta, ya no quedará conciencia, ni fantasmas, ni cielo, ni reencuentros, solo quedará el recuerdo en alguien, una foto que perderá sentido en alguna generación y quien sabe capaz que un texto firmado que solo evoque mi nombre y jamás mi rostro.
Ya pocas cosas me preocupan, porque poco a poco son menos las cosas que valoro, mientras mas me enfoco en el grano de arena que transcenderá la vida, solo un gesto en toda una vida bastaría para que el mundo fuera la playa donde los pasajeros podamos caminar descalzos. 


Eliana .H. Tortorella

miércoles, 12 de junio de 2013



Cuando supe que existías no tenía forma de entenderte o de que entienda que todo estaba a un paso de cambiar, me paré a mitad de camino y miré todo lo que soy, todo eso que no me gustaría que seas, para que nos sufras, para que seas mejor y vi todo lo que debería ser en el futuro y sentí que no iba a poder, sentí que te me ibas a escapar de los brazos porque no sabría como sostenerte.
A medida que pasa el tiempo veo como mi cuerpo entero se va despidiendo de las vírgenes formas, mis pequeños pechos crecen y mi panza asoma hasta hacerse presente, pero todo eso no hizo que te comprenda, sí que te amará, cómo explicar un amor que no se mira, que no se toca y que es mío, infinitamente mío.
Y siendo mas joven que la vida me lo explicaste todo, te moviste y cuando apoye mi mano te moviste más y cuando me puse a llorar bailaste dentro y supe que iba a poder, que sería todo aquello que te haga feliz, que festejaría tu risa, que secaría tus lagrimas, que simplemente daría mi vida para que ese corazón retumbe en el mundo. Y todavía no te conozco.


Eliana Tortorella.

sábado, 16 de febrero de 2013

Cuando aprendí a besar, mirar, cantar y hablar



Sus besos son definitivamente diferentes, vienen acompañados de fuertes abrazos, de una sonrisa que no tiene otra intención mas que ser eso, la muestra de la felicidad en el ahora, como si ese momento fuera único e irrepetible, su mirada es siempre de sorpresa, porque todo lo olvida rápido y cada vistazo es una bienvenida al mundo.

Él no hace mas que hamacarse y yo no hago más que buscar su mirada, pueden pasar días sin que la encuentre pero una vez cada tanto nos encontramos y un gemido nos conecta, es cuando me permito tocarle la manos y por un rato no se mueve, después se vuelve a ir y yo vuelvo a esperar que me visite una mirada.

Tiene la edad de mi mamá pero la peino como si fuera mi hija, se sabe una canción, solo una, ella tiene un don, me la canta como si nunca la hubiera escuchado.

Ella no tiene voz aunque sus manos gritan eufóricas, su cara se desborda de gestos y me cuenta entre señas y muecas como estuvo su día, cuando me despido siento que hay mucho ruido y pocos significantes entre los no discapacitados.

Eliana Tortorella

sábado, 19 de enero de 2013

INGENUOS




La realidad es una cosa compleja dijo mi abuelo y resulto que era cierto, porque resulta que hay una realidad pero muchas formas diferentes de percibirla, lo valores no son mas que una reglamentación de convivencia, de la cual estoy envenenada. Siento un veneno letal que corre por mis venas tratando de generar una enfermedad masiva que nos ayude a entendernos en la compleja relación de ser.

Hay días en los que me cuesta respirar, me genera culpa mi abrigo cuando miro el desabrigo cultural y literal, el hambre de tener y el hambre de sobrevivir.

Un chico es eso solo un chico y ya me dejo de cuestionar el por qué de su realidad, porque me surge el por qué del hombre y el limite, en esos momentos me siento manca, no me alcanzaría la vida para palear una condición que beneficia al mundo y su economía, somos el porcentaje que alimenta a la víbora que fue mutando de corona a sillón, que a su vez son los títeres de un sistema que se retroalimenta solo a esta altura ya sin fin, pero crece y descrece la humanidad.

Mi abuelo solo me dijo dos cosas que recuerdo, una sobre la realidad y que el amor no va a vencer a las masas pero sí al individuo.



Eliana Tortorella