El tiempo
no me asienta, no responde al contrario segundo a segundo, cana tras cana me
arrolla de interrogaciones, mis miedos se reformulan pero no se van, maduro y
pierdo, me encuentro y vuelvo a cambiar, como si toda mi efímera existencia
fuera un ciclo activo que solo se va a detener con mi muerte.
Después de
muerta, ya no quedará conciencia, ni fantasmas, ni cielo, ni reencuentros, solo
quedará el recuerdo en alguien, una foto que perderá sentido en alguna generación
y quien sabe capaz que un texto firmado que solo evoque mi nombre y jamás mi
rostro.
Ya pocas
cosas me preocupan, porque poco a poco son menos las cosas que valoro, mientras
mas me enfoco en el grano de arena que transcenderá la vida, solo un gesto en
toda una vida bastaría para que el mundo fuera la playa donde los pasajeros
podamos caminar descalzos.
Eliana .H. Tortorella
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