Todo paso
tan rápido que no me diste tiempo a preguntar que día era. Si hubiera sabido
que ese día te iba a conocer; me hubiera peinado, puesto una bombacha más digna
y abotonado mis miedos. Pero no, te presentaste sin aviso y por adelantado,
antes de verte por primera vez el corazón me latía tan fuerte que la garganta
estaba a punto de infartarse y no por nervios, estaba perdiendo una profunda
cantidad de sangre y si era necesario perder la vida para que nacieras, la
hubiera entregado mansa y sin dudarlo, porque mirarte tan chiquita y tan mía me
hizo estallar en llanto, no recuerdo haber llorado tanto y sin pudor, no
conocía un sentimiento tan puro, tan grande e infinito, todo aquello se resumía
en vos.
Cuando por
fin te pude acariciar lo hice suavemente, mientras suspiraba mi existencia,
bese tus parpados hinchado, recorrí cada milímetro de tus dedos, me busque en
tus rasgos y encontré a tu papá y me atravesó el amor, porque sos eso la
comunión de un gran amor, y serás mi motivo lo que me reste de.
Hoy tengo
el corazón blando, la mente fatigada de intrigas, las manos felizmente
ocupadas. Hoy mi cama se va a dormir impar de tanta dicha.
Mamá
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