miércoles, 31 de agosto de 2011

AfroditaS

Cada invierno, sola, sentada admirando el crepúsculo de Julio, cíclico estado que erosionaba la espera y moría marchita…clonando mil muertes, en el mismo lugar diferente en la diferencia del lugar.
Cada primavera la resurrección, festejada en orgías de abstinencia, sobredosis de presencias, teatros dionisiacos donde exponían mentiras impugnables. El telón cayó y calló, en el silencio, su escena final  y nuevamente, sé descubrió ciclo.
El invierno se le escapo de las manos y no murió, conoció la primavera y la libertad. Conoció a mujeres afroditas que caminaban su camino sin la compañía del viento, saboreando todo aquello que se les prohibía, aflorando en los ríos míticos de la felicidad errónea. Talaron pinos que acariciaban las lunas de Venus y fumaron vicios; jugaron a ser el fetiche y amar a espejos invertidos. Introdujeron uñas gatas en sus ojos sin mirada, deseaban llorar de una vez  la muerte de las espejismos.

Eliana Tortorella

lunes, 22 de agosto de 2011

B i C i C l E t A…

La bicicleta de un niño es la nave más poderosa, donde sus energías mueren en los brazos del pedal.
La bicicleta de un anciano es el souvenir de una vida llena de nostalgias.
La bicicleta de un canillita una herramienta de trabajo.
La bicicleta para un loco es un enemigo camuflado.
La bicicleta para el dadaísmo es arte.
La bicicleta para un poeta es la musa, de versos que pedalea su imaginación.
La bicicleta para la real academia española es un Vehículo de dos ruedas de igual tamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda trasera por medio de dos piñones y una cadena.
La bicicleta de un amante en las exactas es           Bn=    I2 + C2     tan inerte en el papel, como un elementos con ocho electrones.                                                T+A+L
La bicicleta es la conjugación de letras y la imagen morfológica de los lentes del conductor.
El niño pedalea a la velocidad de la luz, mientras que el licenciado en exactas con el tiempo y la aceleración encuentra su velocidad inicial; el loco observa escondido tras un árbol, al asecho de su enemigo que apunta con el diario del canillita, que con su sombra inspira al poeta, que con sus versos llenara de nostalgia al anciano. Los recuerdos del sabio revive el dadaísmo y el arte inmortaliza lo cotidiano en museos de vivencias, con firmas y autores de mil historia con el mismo personaje.

Eliana Haydeé Tortorella