martes, 27 de octubre de 2020

Visibles

Se calló y se cayó, nadie la levantaba, caminaban sobre sus manos, sus piernas y sus entrepiernas. Sangró y gritó pero había mucho ruido y sus gritos se perdían en la alienación, parece no importarles mancharse de sangre, todo se lava y descarta. En un acto de rebeldía absoluta grito su nombre y el mundo se congelo, se paró casi muerta y agarro de los pelos al odio y le hizo gritar su nombre, el nombre que eligió para ella, para su género y su lucha. Suspiró un nombre que no envejeció. Eliana Tortorella