martes, 27 de octubre de 2020

Visibles

Se calló y se cayó, nadie la levantaba, caminaban sobre sus manos, sus piernas y sus entrepiernas. Sangró y gritó pero había mucho ruido y sus gritos se perdían en la alienación, parece no importarles mancharse de sangre, todo se lava y descarta. En un acto de rebeldía absoluta grito su nombre y el mundo se congelo, se paró casi muerta y agarro de los pelos al odio y le hizo gritar su nombre, el nombre que eligió para ella, para su género y su lucha. Suspiró un nombre que no envejeció. Eliana Tortorella

lunes, 23 de marzo de 2020

Antídoto

Se me metió algo en la garganta, siento como se hunde dos dedos por debajo de mí mentón a la izquierda, si me toco hasta lo siento, pincha y me hace toser. Se clava en la garganta y me quita la respiración, me asustó, dejo de besar a mí hija, a mí compañero, a mi mamá, a mí papá, a mis hermanos, a mis amigos, me quedo sola. Me doy cuánta lo mucho que me gusta abrazar, repaso mis abrazos y me doy cuenta que abrazaba a desconocidos,abrazaba indiscriminadamente, sin parar, incomodaba con los abrazos porque a veces eran inesperados, sera porque aprendí de grande a abrazar. Los imprevistos de la vida, con el mismo abrazo que daba amor hoy puedo matar. A veces amor es no tocarse, no verse, extrañarse y es otra forma que tengo de amar, puedo amar sin tocar, sin ver, porque el amor es respetar, el amor es eso, cuidar al otro y su otredad. Mientras escribo siento como se me afloja la garganta y me deja de doler la cabeza, que tendrá de especial esto de escribir que me calma la angustia que a veces se me instala como un coronavirus intentando matarme en soledad, será la escritura siempre la respuesta y mí salvación. Será por eso que escribo para no morir. Eliana Tortorella