miércoles, 26 de enero de 2011

AIRE LIBRE

Pensó hasta llegar a tener días enteros ocupados con la misma idea, practicó posturas y tonos de voz frente al espejo, junto argumentos irrefutables para su ascenso, veinte años en el mismo puesto requería por piedad un reconocimiento.
Antes de entrar a la oficina de su jefe llenó los pulmones, el suficiente para poder emitir su monologo sin interrupciones, demasiada presión y dignidad en juego. Y en un mínimo descuido que no estaba planeado, con una consecuencia inesperada e inevitable, que se le escapo de sus manos, un tremendo pedo retumbo en esa oficina de techos altos.
Sus miradas fijaron un silencio tenso y él con todo perdido en un suspiro, con un tono firme  le dijo: - ¡seria bueno que las oficinas tuvieran ventanas! Y su jefe lo miró seriamente e inclinándose a un costado respondió con una metralleta de pedos: -Lo que usted diga mi amigo, es difícil encontrar gente con la que uno se sienta cómodo. 

martes, 25 de enero de 2011

oops...

En ese instante esquivo por defecto y efecto caminaré  por los mares muertos,  amparada de recuerdos reinventados.
Cambiaré de piel, y mis arrugas me verán marchar joven y sin memoria, descansando en los brazos de mi padre, despolvando mi edipo.
Observo y aprendo a correr alrededor de mis días, veo sin querer mirar a los niños descubriéndose  ancianos, leyendo sus historias, sujetos marcando a sujetos. La cadena incesante de la última firma. Todos los muertos latiendo en futuros muertos. La reiteración de le creación en todas sus formas y personajes.

lunes, 24 de enero de 2011

MADUREZ INCIERTA

Julio, es un poema, un cuento, el ladrón de olvidos, que se asoma a contarnos como es el sentimiento antes de sentirlo. De tanto espiar y sin buscar encontró a Alejandra, dueña de lilas y una oscuridad brillante que deliraba de cansancio.
Él sabía que quería empapar de sangre un baño ajeno, que sus muñecas gritaban la última poesía, el último día de pena.
Le susurro al oído que se quede y ella besó los vírgenes rincones de su ser.
Ella se fue y él fumó las páginas que no escribió.

domingo, 23 de enero de 2011

Tregua


Y por fin, una anciana se desnuda ante su amante de juventud, le enseña un cuerpo vivo que se marcó de pasión y destierro con el pasar incesante del tiempo, que no le dio tregua a la juventud y la dejó ser ciclo. La mujer vieja baila insumisa como en las suicidas primaveras de inexperiencia, se deja caer, se llora el cuerpo y, en un forzado movimiento, levanta su cabeza para suspender así  su ultimo anochecer; se deja terminar de ser, que la encuentre un alguien desnuda como la primera vez que el mundo la admiró.