sábado, 30 de noviembre de 2019

Nudo marinero

Las sillas vuelan, los árboles amenazan con quebrarse, las hojas me golpean fuerte la cara, porque la única quieta frente a la rebeldía del viento soy yo, siempre me quedo quieta, me da terror dar pasos en falso, de tanto pensar cada paso las estaciones envejecen a mis amores. Pienso tanto que solo las ganas de caminar con los ojos cerrados se me meten por la garganta, me va enroscando la tráquea, aprieta fuerte, intensamente, gerundiamente, me quedo buscando una bocanada de nada. La valentía me recorre de una forma atípica, para algunas cosas sí y para otras no, para sencillas soy cobarde y para las realmente peligrosas soy valiente y no pienso en repensar de los pasos, entonces será que la valentía en mí está en la dosis justa para no morir de dolor, ante el rechazo de un abrazo.

1 comentario:

  1. Que siga siendo claro el llamado a escribir, aunque en ello se acuda al propio destierro, la incomodidad de la palabra que delata, los siempre incomprendidos sentimientos.

    ResponderEliminar