lunes, 3 de noviembre de 2014

En la punta de la lengua

Nació de un repollo, eso me decía, todo en ella era original, no había heredado nada de nadie, no se parecía a nadie, no era de nadie, a veces se sentía nadie.
Solo tenía un nombre que alguien había elegido para ella, y al decir verdad era un nombre encantador, como si la persona que lo eligió la hubiera soñado, imaginado y presentido que iba a tener ojos color Canela.
Era tan dulce, que no fue difícil enamorarme, pero tendría que haber previsto que un ser con alas, vuela y si ese ser no tiene pasado, desaparece.
Pero uno a veces vive más de lo que imagina, lo suficiente como para reconocer unos ojos color Canela en una prostituta bajo la lluvia. Me dijo que estaba viejo, pero que los años habían sido más bondadosos conmigo, era mentira, claro. Me hubiera encantado decirle que era una vieja hermosa y que la extrañe, pero no me anime, otra vez no me anime.


Eliana Tortorella

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