miércoles, 26 de enero de 2011

AIRE LIBRE

Pensó hasta llegar a tener días enteros ocupados con la misma idea, practicó posturas y tonos de voz frente al espejo, junto argumentos irrefutables para su ascenso, veinte años en el mismo puesto requería por piedad un reconocimiento.
Antes de entrar a la oficina de su jefe llenó los pulmones, el suficiente para poder emitir su monologo sin interrupciones, demasiada presión y dignidad en juego. Y en un mínimo descuido que no estaba planeado, con una consecuencia inesperada e inevitable, que se le escapo de sus manos, un tremendo pedo retumbo en esa oficina de techos altos.
Sus miradas fijaron un silencio tenso y él con todo perdido en un suspiro, con un tono firme  le dijo: - ¡seria bueno que las oficinas tuvieran ventanas! Y su jefe lo miró seriamente e inclinándose a un costado respondió con una metralleta de pedos: -Lo que usted diga mi amigo, es difícil encontrar gente con la que uno se sienta cómodo. 

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